Algunos autores hablan de que la base de la autoestima, implica en muchas ocasiones descubrir los aspectos positivos, valorarlos y llevarlos a cabo en la vida, es una línea de desarrollo necesaria.
Un paso más e incluso más importante en ocasiones, es tomar conciencia de aquellos aspectos que nos cuesta admitir ante los demás o a nosotros mismos, de los que no hablamos tanto o no damos a conocer a los otros, o incluso no aceptamos de nosotros. Hago referencia a aquellos aspectos dolorosos, nuestras heridas, nuestros fallos, ante los que podemos sentir impotencia por cambiar…. El acoger y amar esta debilidad en nosotros-as, es clave, y esto es posible cuando hemos vivido una experiencia de amor por lo que somos, tal como somos, que no nos condena y señala, sino ve incluso con la debilidad, la plenitud de lo que podemos vivir, ya en el presente del día de hoy y no solamente en el mañana, que también. Esa experiencia de amor, esa mirada amorosa, que hace que nos digamos la verdad y podamos vivirla con humildad, va haciendo que vayamos tomando conciencia de lo que somos. Esa fuente de mirada y amor la descubrimos en Dios Amor, que hace que poco a poco, nos vayamos mirando como Él nos mira, acogiendo los dones y los límites.
¿Por qué decía que incluso más importante en ocasiones?, porque la fuerza de la autoestima también esta en la base de ser amados y amar nuestra debilidad, todos tenemos la experiencia que efecto tiene cuando somos amados en nuestra fragilidad, no en los éxitos, no por los dones… Tres preguntas:
- ¿Hay aspectos de mí que me cuesta amar de mí?
- ¿Qué puedo hacer para empezar abrazarlos hoy, ya en mí?
- ¿Me abro a la experiencia del Amor del Padre, para avanzar en ese amor?